LA IGLESIA ORTODOXA Y LA MASONERÍA
No hay ni puede haber una
posición oficial única y unánime de la Iglesia ortodoxa frente a la
masonería, como tampoco frente a las demás cuestiones planteadas en el
mundo dado que la Iglesia ortodoxa, a diferencia de la Iglesia
católica romana, no está constituida unitariamente. Una decisión
dogmática o disciplinar válida para todos resulta por tanto
inconcebible, salvo si proviene de un concilio ecuménico que englobe a
toda la cristiandad ortodoxa y sea reconocido por ésta como tal.
Dado que ningún concilio
ecuménico ha tenido que pronunciarse acerca de la masonería, cada una
de las dieciséis Iglesias autocéfalas que constituyen la Iglesia
ortodoxa es libre de legislar para sí misma y promulgar una ordenanza
sobre cuestiones de fe o disciplina. Ninguna lo ha hecho a propósito
de la masonería, a excepción de la Iglesia de Grecia. Empero su
decisión, únicamente tiene validez para ella, sin vincular a las demás
Iglesias. En efecto, el 12 de octubre
de 1933, la asamblea episcopal de Grecia presidida por el arzobispo de
Atenas Crisóstomo, promulgó una condena de la masonería prohibiendo a
todo clérigo afiliarse a la misma so pena de degradación e instando
los fieles ya «descarriados» a romper sus relaciones con las logias.
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Geoffrey Francis Fisher (1887-1972) Arzobispo de
Canterbury y maestro masón
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Los considerandos de dicha condena sorprenden por su trivialidad: la
masonería es una religión idólatra, heredada de los antiguos
Misterios; es una organización secreta que actúa y enseña secreta y
misteriosamente; acepta no sólo a cristianos sino también a judíos y a
musulmanes; conduce al sincretismo. Lo más asombroso en ese texto, es
su gran semejanza con los documentos romano-pontificios del mismo
carácter, hasta parecer casi copiado al pie de la letra. ¡Esto resulta
bien paradójico en una Iglesia caracterizada por su antipapismo
militante y aun exacerbado (recordemos que, en tiempos más recientes,
rompió su comunión con el patriarca Atenágoras por haberse éste
entrevistado con el papa Pablo VI)! Lo cierto es que dicho documento
no ha tenido ulteriores efectos, ni siquiera en Grecia.
Como dato significativo, cabe
recordar que el patriarca Atenágoras fue recibido en el grado 33 del
Rito Escocés Antiguo y Aceptado… Así, cuando se reunieron en una
«cumbre» ecuménica el Papa Pablo VI, el patriarca Atenágoras y el
doctor Fisher, arzobispo de Canterbury, dos de los tres participantes
eran masones.
Extractado de: Jean-François
Var (Diácono de la Iglesia ortodoxa de Francia), “La Iglesia ortodoxa
y la masonería”, en José A. Ferrer Benimeli, en José A. Ferrer
Benimeli (dir.) Masonería y religión: convergencias, oposición,
¿incompatibilidad?, Madrid, 1996.
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